Por José Carlos Díez

Partner de LUA

@josecdiez

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Hace millones de años los sapiens decidieron bajar de los árboles y andar a dos patas por las sabanas africanas y fue entonces cuando comenzó el periodo de hominización. Eso les permitió liberar las manos, uno de los prodigios de psicomotricidad de la naturaleza, tener visión angular, aumentar el coxis, el periodo de gestación pasó de 6 a 9 meses… Todo ello permitió el desarrollo cognitivo racional del cerebro, etcétera. Fue un proceso bioquímico de evolución extremadamente lento.

evolucion de la productividad en españa

Fuente foto: sobrehistoria.com

Vivimos en una era digital cuyo impacto es superior al vivido en la revolución industrial

Hace tan sólo unos miles de años comenzó la revolución neolítica y el periodo de humanización. Los humanos comenzamos a vivir en comunidad, nos hicimos sedentarios desarrollando núcleos urbanos, desarrollamos el lenguaje y la expresión cultural con dibujos en las paredes de las cuevas que habitábamos. La siguiente gran era de la humanidad ya sería la revolución industrial en el siglo XVIII.

En la actualidad nos encontramos ya inmersos en una nueva era digital de impacto seguramente superior a la revolución industrial y similar a la revolución neolítica.

La historia económica nos enseña que tras todos estos procesos la especie humana ha aumentado en población, en esperanza y en calidad de vida. Pero también sabemos que los procesos de cambios son complejos: los humanos tenemos capacidad de adaptación al cambio, pero es más lenta que la capacidad de un pequeño porcentaje de la especie para innovar.

Es discutible que en la peor crisis de la historia desde la Gran Depresión -y superior a la de 2008- las bolsas suban. Pero lo que no es discutible es que los inversores prefieran comprar empresas tecnológicas, que las tesis de Schumpeter explican el comportamiento y que la profecía de Marx sigue sin cumplirse.

Es clave analizar el comportamiento de las bolsas para conocer las ventajas o desventajas competitivas que tienen las empresas

En todos estos periodos ha habido experiencias capitalistas ya que la transición exige trasvasar capital y empleo de sectores y empresas tradicionales a los sectores y empresas de la nueva era.

Desde hace siglos las bolsas de valores son el lugar donde se producen esos cambios. Primero se reunían en las plazas públicas de las principales ciudades, luego en edificios que en su mayoría eran neoclásicos y ahora son digitales (como la nueva era).

Por eso es tan importante analizar el comportamiento de las bolsas a la hora de conocer las ventajas o desventajas competitivas que tienen las empresas para acceder a capital, crecer y crear empleo. Es cierto que afectan a un número muy pequeño de empresas, pero son las empresas tractoras que suponen los pilares estructurales sobre los que se desarrollan las pymes y autónomos.

 

Fuente foto: Karl Marx por Friedrich Karl Wunder/ Friedrich Engels por George Lester – Transferido desde en.wikipedia a Commons. 

En 2020 la pandemia ha sido un experimento para contrastar esto que he expuesto anteriormente. En 1848 Marx y Engels publicaron su manifiesto comunista en el que describieron perfectamente el conflicto entre capital y trabajo en la distribución de la renta.

El manifiesto se basaba en la eficiencia superior de la burguesía que el antiguo régimen, pero acabaría muriendo de éxito y sería el momento de la revolución obrera. Todos los experimentos comunistas posteriores fracasaron y hoy mantienen la propiedad privada y un sistema capitalista aunque con una participación del estado en la economía superior al del resto de países.

¿Qué falló en el manifiesto? Los autores anticipaban que la eficiencia llevaría a una concentración extrema en pocas empresas o trust y provocarían la alienación de los trabajadores (eso crearía el caldo de cultivo para la revolución). Ellos estaban pensando en Reino Unido, Alemania y Francia y en esos países la revolución nunca llegó.

Gracias a las diferentes revoluciones obreras fracasadas se desarrolló la democracia y las leyes que protegieron a los trabajadores y mejoraron la equidad gracias a la redistrubución de la renta: bien vía impuestos progresivos o mediante transferencias en educación, sanidad, seguro de paro y pensiones principalmente.

 Invertir en innovación ya no es una opción discutible

La profecía de Marx de la concentración en trust nunca se ha producido. El índice Dow Jones se creó en el siglo XIX y hoy no hay ninguna compañía de las que formaron parte del primer índice. La causa la explicó Joseph Schumpeter, gran admirador de Marx, en su libro Teoría del Desarrollo Económico en 1911.

Lo definió como la destrucción creativa. La innovación desde el inicio de la especie hace millones de años surge de la necesidad, y cuando las ventas y los beneficios son elevados las empresas se hacen aversas al cambio. La innovación les canibaliza sus clientes y a corto plazo les reduce las ventas y los beneficios. 

La composición del Ibex 35 explica la falta de negocios innovadores en España con respecto a Europa

España prolongó el antiguo régimen varios siglos y ha tenido un desarrollo capitalista retrasado y anémico. Hasta nuestra entrada en la Unión Europea en 1986 nuestro país no ha tenido un sistema jurídico que garantizase las inversiones y el desarrollo de los negocios comparable al de nuestros socios europeos. Eso se refleja en la composición de nuestro índice bursátil: el Ibex 35.

El peso de sectores regulados y antiguos monopolios públicos es mayor en España que en el resto de países más desarrollados. Y comparado con los países más desarrollados destaca la ausencia de nuevas empresas tecnológicas nacidas con la nueva era digital.

En el gráfico anterior puedes comprobar el comportamiento de las principales bolsas mundiales en 2020. La ultra expansiva política monetaria mundial para evitar una depresión económica hundió los tipos de la deuda al 0% o negativos en muchos casos y provocó un trasvase del ahorro a las bolsas.

Destaca el Nasdaq, un índice tecnológico con una subida superior al 40%

El índice Dow Jones en el mismo país y con la misma divisa ha subido un 7%. ¿Cuál es la diferencia? Que la mayoría de sus 30 empresas son de sectores tradicionales y no es un índice ponderado por la capitalización.

Es discutible que en la peor crisis de la historia desde la Gran Depresión y superior a la de 2008, las bolsas suban. Pero lo que no es discutible es que los inversores prefieran comprar empresas tecnológicas, que las tesis de Schumpeter explican el comportamiento y que la profecía de Marx sigue sin cumplirse.

Asia lidera la nueva era digital junto a EEUU y sus bolsas también subieron en 2020

Destaca Corea, un país con menor renta por habitante que España en 1960 y que hoy tiene varias empresas tecnológicas líderes mundiales. Las bolsas Europas son las que peor comportamiento han tenido el pasado año y sólo la bolsa alemana cerró en positivo con un 3%.

El Eurostoxx 50, equivalente europeo del Dow Jones, cayó un 5% el pasado año, similar al descenso de la bolsa francesa, italiana o portuguesa.

La bolsa española fue una de las que más cayó el pasado año, un 15%

La mejor comparación es con las bolsas europeas que tienen la misma divisa y una inflación próxima. Hay más variables que pueden explicar esa caída, por ejemplo el peso de los beneficios del Ibex en Latam donde sus divisas han registrado bruscas caídas. Pero es evidente que la gran diferencia con el Nasdaq es que en la bolsa española no hay empresas tecnológicas digitales. 

Si una empresa española innovadora necesita ampliar capital por encima de 3 mill y por debajo de 30 mill se encontrará un vacío y la mayoría opta por irse de España a buscar el capital y crear fuera los buenos empleos con buenos salarios.

El ciudadano normal que ni siga ni entienda la bolsa pensará que esto (y el futuro del Ibex 35) no le afecta. Pero según Schumpeter, esto que estoy contando en este post será la clave para determinar el empleo, los salarios, los ingresos públicos, la sanidad, la educación y las pensiones de 2030.

¿Por qué en España no hemos sabido desarrollar un ecosistema de innovación?

España es el país en el que se inventó el submarino y el helicóptero pero ninguno de los dos inventores fue capaz de desarrollar la innovación. La causa principal fue la ausencia de un sistema financiero capaz de financiar la inversión.

La innovación tecnológica es un intangible y el sistema bancario sólo financia capital tangible. Antes de la crisis de las cajas de ahorro de EEUU en los años ochenta y de Japón (a principios de los años noventa) los bancos tomaban posición de capital en empresas industriales e innovadoras. Luego la regulación lo penalizó y sólo Alemania mantiene un modelo banca industria. El que quiera profundizar más en este cambio histórico le recomiendo leer a mi maestro en la Universidad de Alcalá Antonio Torrero, uno de los economistas mundiales que más y mejor lo ha estudiado.

En 2008 el estallido de la burbuja y el boom inmobiliario crearon un gran entorno de necesidad y surgió un ecosistema de innovación de start up, especialmente en Madrid y Barcelona.

El Estado creo en 1986 Axis la primera sociedad de capital riesgo en España. En 1993 pasó a formar parte del ICO. En 2013 Axis lanzó su primer fondo de fondos, el modelo más desarrollado y eficaz de banca pública en las principales economías del mundo: desde EEUU hasta China. 

En 2020 en plena pandemia el gobierno decidió, con buen criterio, ampliar el fondo desde 2.000 mill hasta 4.500 mill. El pasado diciembre Axis adjudicó unos 350 mill de euros. La mitad a fondos de venture capital con ticket de inversión en empresas hasta 3 mill. y la mayoría de menos de medio millón. Y la otra mitad a fondos de private equity con tickets de inversión por encima de 30 mill.

Si una empresa española innovadora necesita ampliar capital por encima de 3 mill y por debajo de 30 mill se encontrará un vacío y la mayoría opta por irse de España a buscar el capital y crear fuera los buenos empleos con buenos salarios.

Invertir en digital (y nuevas tecnologías) para crear proyectos globales de éxito

LUAfund nace para cubrir ese segmento de empresas innovadoras donde además están las mejores oportunidades de inversión teniendo en cuenta el ratio de Sharpe, premio Nobel de Economía, de rentabilidad vs. riesgo.

LUA es un nuevo paradigma en el ecosistema de inversión en España 

Estamos clasificados en el segmento de venture capital pero nuestra filosofía de inversión es próxima al private equity. Además de invertir capital, complementamos la gestión de las compañías, preferiblemente manteniendo el control del empresario innovador y su compromiso de capital en el proyecto.

Hay otra gran diferencia: LUA no invierte en tecnología, invierte en empresas que usan esa tecnología para desarrollar inversiones rentables en entornos competitivos globales con un modelo de negocio sostenible.

Por ejemplo, en el caso de Isaac Peral, LUA además de capital para desarrollar el submarino le habría ayudado a tener un modelo de negocio sostenible para vender su innovación fuera de España y crear una multinacional.

Lo mismo habría sucedido con Juan de la Cierva y su autogiro. Hoy la innovación y los nuevos innovadores serán digitales y viven el mundo de la sostenibilidad y la economía circular.

Ese es el objetivo de los fondos europeos y también de LUA. Y lo haremos poniendo a disposición del empresario el enorme talento de nuestros socios y equipo asesor. En España hay un ejército de seniors prejubilados con mucho talento que aportar a las empresas y a la sociedad, y muchos jóvenes nativos digitales y que ya han desarrollado con éxito proyectos digitales globales. 

¿Qué más faltaría? Escalibilidad: que detrás de LUA vengan muchos más fondos a este segmento de inversión clave para el desarrollo económico y social de nuestra querida España.

Para conseguir este reto el sistema financiero español tiene una gran oportunidad histórica

Los tipos al 0% hacen que el negocio bancario tradicional genere baja rentabilidad. En los países más desarrollados son los fondos de pensiones y aseguradoras los principales inversores en este tipo de fondos de desarrollo empresarial innovador. En España la posición de los fondos y aseguradoras es un anémico 0,5% del total de su inversión y debería superar el 10% en 2030. Si eso sucede rápido permitirá a España jugar en la primera división mundial.

Otro cambio necesario es desarrollar nuestra bolsa de valores para que esos fondos puedan deshacer su inversión en bolsa. Lo ideal sería crear índices europeos para pymes como el Russell 3000 en EEUU.

La tecnología digital, los cryptoactivos y el blockchain facilitan esta transición y la Comisión Europea debería liderar el proceso

Si lo hacen, aumentaría significativamente la probabilidad de éxito para conseguir los objetivos del fondo Next Negeration. Si esas empresas son competitivas y se benefician de los fondos europeos, en 2030 España tendrá empresas digitales en el futuro Ibex 35 que habrán sustituido a empresas analógicas. 

Eso habrá permitido aumentar el empleo y reducir nuestra inmoral tasa de paro, especialmente de nuestros jóvenes. También aumentar los salarios y atraer talento y nómadas digitales del resto del mundo. Nuestra cultura y calidad de vida se lo pondrían muy fácil. Eso permitirá aumentar los ingresos públicos, reducir la deuda, mejorar la sanidad, la educación y nuestras pensiones.        

La familia LUA estamos convencidos que este sueño es posible y nos vamos a dejar la piel y los mejores años de nuestras vidas para conseguirlo. No nos mires, únete. 

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